Alejado aquí de las drogas y el rock, pero no del sexo, Enrique Symns continúa con el registro testimonial iniciado en El señor de los venenos. El motivo ahora es un caso policial no resuelto: el asesinato de una turista argentina en Río de Janeiro. Dejado en libertad, el acusado en primera instancia decide vengarse y contrata a nuestro héroe para revisar el caso, con el objetivo último de reclamar una indemnización. El asesino anda suelto, y el dilema es averiguar los motivos de este crimen aparentemente absurdo e inexplicable y llegar a una reconstrucción verosímil. En realidad este es el cebo de un relato que va y viene entre la crónica policial dura (con una inesperada vuelta de tuerca) y un rizoma de historias entrecruzadas de viajes iniciáticos y personajes marginales de la fauna del under de Buenos Aires, Río de Janeiro y Buzios, en la mejor tradición de una picaresca border.