Lo que le preocupaba a Copi era aprovechar las arenas movedizas del derrumbe de las categorías trascendentales y la aparición de nuevos sujetos sociales, dos circunstancias decisivas en la década del setenta (es decir: post 68), para proponer una antropología y una soberanía nuevas. Ese dispositivo era para Copi el teatro. Y es algo que recorre toda su obra bajo la forma de la apropiación lingüística:
He preferido dice Copi colocarme en el no mans land de mis ensoñaciones habituales, hechas de frases en lengua italiana, francesa y de sus homólogas brasileña y argentina, entrecortadas con interjecciones castellanas, según la sucesión de escenas que mi memoria presenta a mi imaginación.
Daniel Link