Nos ronda la sospecha de que explicar a Copi es postergarlo otra vez: el arte de Copi acontece. Cuando el lector o el espectador se animan a sumergirse allí, sin prejuicio alguno y con una libertad vertiginosa y ojos bien abiertos, se sentirán como en esos carros de una sofisticada montaña rusa que cobran velocidad y lo ponen al borde de una risa nauseosa y extática mientras temen todo el tiempo ser arrojados al abismo, fuera del mundo. Sólo que al bajar no se hallarán en un parque de diversiones, sino en el mundo mismo, y ya nada será lo que era antes.
Jorge Monteleone