J. H. (Joven Hogan), veintinueve años, de Lang Son (Vietnam), emprende un viaje alrededor del mundo que es una fuga perpetua. De Camboya a Japón, de Nueva York a Montreal y Toronto, pasando por California y México, hace una radiografía de sí mismo al tiempo que registra el universo y sus ciudades atroces, sus rutas y sus desiertos, sus montañas y sus puertos, las poblaciones que pululan y mueren en la miseria sobre suelos inmundos. El mito moderno, inserto en un mecanismo demente, plantea eternamente el problema de la consciencia y de su autocrítica. Por eso J. H. escribe: “Quiero trazar mi camino y después destruirlo, y así, sin cesar. Quiero romper lo que creé, para crear otras cosas y para luego romperlas. Ese es el verdadero movimiento de mi vida”.